50 ojos observaban detenidamente la bella azafata japonesa ataviada con el uniforme de JAPAN AIRLINES mientras  con una amplia sonrisa en los labios sostenía el folio de papel blanco con el Kanji caligrafiado en tinta china por Kai Kuniyuki sensei y el cual nos servia de ejemplo para que intentáramos, en la medida de nuestras escasas posibilidades, reproducirlo en una impecablemente blanca hoja DinA3 no sin antes haber efectuado unas pruebas utilizando periódicos de diversa tendencia política, elegidos al azar.

En mi caso recuerdo haber trazado unos Kanji de prueba desplazando mi pincel impregnado de tinta china sobre una gran fotografía de George W. Bush obteniendo un “graffiti” realmente curioso e hilarante.
Mientras la azafata seguía sosteniendo pacientemente el Kanji sin pestañear ni moverse tan sólo un ápice de su posición, Kai sensei mostraba el desplazamiento de los trazos de tinta guiando la mano, armada con el pincel, de todos y cada uno de los participantes en el curso de Shodô.
Cuando llegó mi turno de recibir su asistencia, se situó a mi espalda , entre el respaldo de mi silla y yo, e inclinando hacia delante su cuerpo enfundado en su tradicional kimono negro de mangas anchas, sostenía con su mano izquierda la mía obligándome a presionar la hoja de periódico adecuadamente para lograr una mejor sujección del mismo mientras que con su mano derecha atenazaba la mía obligándome a efectuar los trazos correctamente. Al mismo tiempo aconsejaba a mi oreja izquierda, utilizándola cual micrófono, cómo debía sostener el pincel, cómo efectuar una adecuada presión en los distintos trazos, armonizar el Kanji, caligrafiar utilizando todo el cuerpo, utilizar la respiración, zanshin….; «¡¡ Vikutoru…como Mugai Ryu !! y giré mi cabeza observando  cómo a mi espalda Kai sensei  simulaba el kata “Shin” remarcando cadera y fluidez de movimientos. Iaidô es Shodô, Shodô es Iaidô, Budô es Shodô, Shodô es Budô.

Antes pasar a un nuevo Kanji, una evaluación del Maestro de todos los trabajos realizados permite un sincero y sonoro aplauso al ganador de un Kanji caligrafiado y firmado por Kai Kuniyuki.
Carmelo Echarri fue uno de los ganadores del curso llevándose a Zaragoza unos de los preciados tesoros por todos deseado así como el reconocimiento del respetable.
Con una nueva propuesta de Kanji a copiar, la posición de la bella y elegante azafata de JAPAN AIRLINES a quien todos teníamos en nuestro punto de mira había variado ligeramente por lo que la caligrafía que sostenía no era visible para todos los asistentes. Al grito de: “¡¡Que no se ve!!” y “¡¡moverla de posición!!”, me levanté de la silla dirigiéndome hacia la azafata con decisión y, cogiéndola suavemente por la cintura, la levanté adecuando su posición a un ángulo más apropiado para los artistas. Como era de esperar nuestra aplaudida colaboradora de plástico cedida por la compañía aérea no rechistó.
Mi vecino de mesa andorrano me obsequió con sus consejos sobre caligrafía y con su grata compañía coincidiendo en nuestro interés por el Shodô y el Budo ya que es también compañero de armas de “Tatsumi Ryu Heiho” en el Honbu andorrano.
La simpatía y complicidad de Kai Kuniyuki habían convertido tres horas de caligrafía en una sesión  didáctica y divertida donde los asistentes confraternizaban al igual que se mostraban sumamente concentrados aplicando con rigor las enseñanzas del Maestro.

El éxito del curso, superior al esperado, nos anima a proponer nuevos talleres de Shodô durante el año 2007 con el objeto de disfrutar del arte y mejorar nuestro nivel dando tal vez una positiva sorpresa a Kai sensei en su próxima visita a España el próximo año.
Mientras, mis dos “peques” Víctor y Xavier caligrafiaban en una mesa anexa sus propios “Kanji”, ayudados por mi mujer Gloria, y ataviados  con el casco de samurai que la señora Kai Yasuko había pacientemente confeccionado para ellos durante la tarde con hojas de periódico de diversa tendencia política, escogidos al azar y espero que sin ninguna fotografía de George W. Bush.
Autor: Víctor Herrero