La práctica de estas disciplinas puede ayudarnos a vivir ciertas emociones que quizá nos cueste expresar, como la ira o el enfado

Eva Sandoval, autora de Tu poder ninja (Ediciones B) y experta en budo taijutsu, disciplina que aprendió en Japón, destaca que las artes marciales son un camino de autoconocimiento basado en el entrenamiento físico y mental. “Practicar artes marciales es conocer la naturaleza de nuestras emociones, experimentar miedo, frustración, rabia, odio… Es una forma de encontrarnos con lo que tenemos en nuestro interior y poder vivirlo en su justa medida para evitar que las emociones nos controlen;Transitar es una palabra mágica; transitar nuestras emociones es pasar por ellas, vivirlas. Cuando entrenas, emulas situaciones de batalla donde existen uno o varios enemigos a los que hay que sobrevivir. Así puedes sentir y actuar, en lugar de reaccionar, que es a lo que estamos habituados”, explica.

Los expertos también afirman que practicar estas disciplinas es particularmente beneficioso para mejorar la autoestima y la confianza. “Según distintas investigaciones, las personas que entrenan en artes marciales desarrollan más el propio poder interior y no se dejan llevar tanto por las influencias de sus emociones ni de las circunstancias externas”, afirma Lara Terrades.

“Son un camino de autoconocimiento; puedes sentir y actuar en lugar de reaccionar”

Eva Sandoval Autora de Tu poder ninja

Eva Sandoval, que también imparte cursos de defensa personal para mujeres, explica que en sus clases intenta crear “un espacio sagrado” donde ellas puedan expresarse de forma segura. “Casi siempre escuchamos eso de que «no hay que tener miedo», pero cuando ya somos presa del miedo esa frase es inútil; podríamos decir que llega tarde. Lo que hacemos en las clases es mirar al miedo, sentirlo, averiguar de dónde viene, discernir si es real o no y eso, de forma natural nos permite vivirlo. El cuerpo lo siente y, paradójicamente, el hecho de sentirlo ‒de ahí el entrenamiento‒ hace que se vaya transformando y solamente queden aquellos miedos que de verdad nos sirven para sobrevivir”, comenta.

Sandoval explica que en sus sesiones también se dedican a desmontar mitos acerca de la autodefensa, “muchos de ellos potenciados por películas con escenas que no tienen nada que ver con la realidad”. Y añade que “practicamos situaciones de estrés y vemos cómo utilizar los recursos que tenemos en esas situaciones; es sorprendente lo que somos capaces de hacer cuando a la mente no le da tiempo de entrar en escena; ganamos seguridad, confianza y autoestima desde la práctica física y eso moldea la mente”.

Además, las clases de artes marciales también pueden usarse como herramienta terapéutica. Así lo cree Angelo Pachas, quien explica que “las usamos para contactar con el cuerpo, para hacer ejercicio y beneficiarnos de las endorfinas, para traer nuestro miedo o preocupaciones y enfrentarnos a ellos a nivel terapéutico, para darnos cuenta de lo que somos capaces, para poner límites y cuidarnos, para conectar con el dónde estoy y hacia dónde quiero ir”.

Pachas, que imparte clases para niños y próximamente las iniciará también para adultos, reflexiona acerca de la importancia del autocuidado, del que cree encontrar un buen ejemplo en los más pequeños. “Pensando en los adultos me sale decirles que se cuiden como si fueran niños; son responsables de su propia salud física y emocional. ¿Cómo se tratarían a sí mismos si se prestaran atención?”, reflexiona

Las artes marciales sirven para darnos cuenta de lo que somos capaces, para poner límites y cuidarnos”